Este análisis tiene la finalidad principal de presentar una lectura política como Liberación de la situación social actual en Chile, a propósito de las elecciones presidenciales y parlamentarias del 16 de noviembre. Y no así, abundar en datos e interpretaciones más politológicas electorales que ya se han producido y circulado extensamente hasta esta fecha.
- Los resultados electorales más relevantes.
- a) Electoralmente, se demuestra un fortalecimiento notable de las alternativas de derecha extrema o radical, con la principal agencia del Partido Republicano.
- b) Ha sucedido un desplazamiento de la derecha tradicional, fundamentalmente la UDI y Renovación Nacional (RN). La cual, después de la muerte de Piñera, se encuentra en una clara tendencia hacia la fragmentación, las disputas internas y una ausencia de cohesión política en general.
- c) Una irrupción considerable del PDG (Partido de la Gente) y Parisi. Lo cual, no hay que olvidar, viene ocurriendo desde la elección presidencial pasada.
- d) Desgaste del oficialismo, la socialdemocracia y la centroizquierda, al cabo del actual mandato de gobierno, pero sin transformarse en una debacle o crisis de mayor calibre.
- Qué nos indican los resultados sobre el estado actual de la lucha de clases en Chile.
- a) El electorado chileno no se ha vuelto ideológicamente derechista, de forma partidaria, definida y coherente. Sí está adhiriendo a propuestas claras, concretas y contundentes referidas a problemas sentidos como la inseguridad, el narcotráfico y las mafias asociadas y la inmigración, especialmente de procedencia venezolana y colombiana.
- b) En este sentido, observamos un notorio viraje de las preocupaciones populares hacia esos ejes, al menos de parte importante de sus centralidades; pero no existe un fenómeno de abandono, olvido o resignación respecto de otras temáticas sentidas, como son las pensiones, el salario y el costo de la vida, el problema de la vivienda, el déficit habitacional, el hacinamiento, el valor desmesurado de los arriendos y el negocio inmobiliario, el acceso a una salud pública de calidad y oportuna, entre otras. Es decir, muchas de las demandas y reclamos que fueron el corazón de la Revuelta Popular de 2019 y motorizaron las protestas masivas, las cuales se encuentran completamente vigentes y además siguen siendo fuertemente sentidas por el grueso de la población trabajadora.
- c) Podríamos decir que la atención colectiva se ha volcado hacia el eje seguridad – migración, pero eso es muy distinto a un giro ultraderechista.
- d) El sistema de partidos políticos en Chile sigue estando amplia y profundamente deslegitimado, en una crisis de legitimidad de la que no ha podido salir durante unas dos décadas. Se sostiene una crisis de hegemonía profundísima, donde no hay sector político capaz de proveer proyección y rumbo a la sociedad de clases en su conjunto, más allá de recibir el gobierno de turno cada ciertos años, a penas administrándolo y tratando de salvar del derrumbe a la maquinaria estatal.
- e) En esta ocasión electoral, ese contexto ha condicionado un retroceso durísimo para Chile Vamos (UDI, RN y Evópoli), en favor de Republicanos, Partido Nacional Libertario (PNL) y Socialcristianos; una ventaja para el PDG, mucho menos vinculado con el sistema partidista tradicional; y una limitación del electorado de izquierda y centroizquierda (Partido Comunista,, Frente Amplio y Partido Socialista) alrededor del 30% estructural, sin poder, hasta el momento, extenderse más allá de ese margen acotado, producto principalmente del desgaste asociado a la gestión oficialista desde 2022.
- f) La sociedad chilena se encuentra altísimamente polarizada, cada vez más. Las alternativas políticas se polarizan, el centro político ha desaparecido (el Partido Radical, el Partido por la Democracia y la Democracia Cristiana, antiguos pilares del poder político chileno, prácticamente se encuentran sepultados) y las instituciones del Estado son incapaces de reconducir el malestar popular en un sentido de estabilidad y legitimidad del sistema, sino que simplemente se aplaza y se posterga.
- g) La violencia social (y política) se extiende como patrón de una cierta normalidad, altamente caotizada.
- Hacia el 2026.
- a) Lo más probable es que desde el próximo año gobierne Kast en Chile, el Partido Republicano. El cual, podemos afirmar inicialmente, tendrá una oposición social movilizada.
- b) Ante esta oposición, obviamente el gobierno presentará una fuerte política represiva. Pero, sobre las bases represivas que este gobierno socialdemócrata ha instalado. Nada demasiado distinto ni superior, en esa materia. Acaso, con menores grados de precisión y eficacia, por ejemplo, en lo que respecta a la política contrainsurgente contra el movimiento mapuche autonomista y la política policial en el territorio del Wallmapu en general.
- c) Posiblemente habría una política más dura contra la población migrante empobrecida y precarizada, a lo Trump.
- d) Kast enfrentará un problema estructural, y es que no podrá materializar de manera relevante siquiera puntos clave de su propio programa, como la situación de inseguridad y delincuencia. Es prácticamente imposible que consiga modificar esa realidad, y también muy difícil modificar esa percepción, simplemente porque la trama de pobreza y pauperización de la vida de la clase trabajadora, producto directo del modelo de acumulación capitalista en este territorio y de la situación económica y política a escala regional y mundial, sumado al desarrollo e instalación netamente capitalista de negocios ilegales como lo es el narcotráfico, determina el hecho de que enormes porciones de masas trabajadoras son atraídas y empujadas a la delincuencia en algún nivel.
- e) Un sector muy vasto de la sociedad chilena presenta un cierto tipo de “sensibilidad socialdemócrata”, una especie de bacheletismo implícito (y explícito por de pronto), que no estaría de acuerdo ni sería indiferente, por ejemplo, con que se revierta la política de reducción de la jornada laboral de 40 horas, se eliminen las tres causales del aborto o se libere a criminales de la dictadura; al tiempo que espera, por ejemplo, una mejora de las pensiones y un cambio profundo del modelo, una política habitacional significativa y concreta por parte del Estado, etc.
- f) Al mismo tiempo, también una parte importante de la población chilena es antipinochetista. No hay que olvidar que, tan solo en 2023, hace dos años, fue rechazada de forma categórica y apabullante la propuesta constitucional de Kast y el Partido Republicano, precisamente por causa de estos elementos señalados.
- g) Todo lo anterior, nos conduce a una fase de alta inestabilidad política y social en el país. El gobierno de Boric contribuyó a blindar y reforzar el régimen democrático burgués, y es muy probable que el gobierno de Kast facilite o acelere un proceso de erosión y fractura.
LIBERACIÓN
10 de diciembre 2025
