Autodeterminación y Resistencia Palestina

El Sionismo y la Resistencia Palestina

La resistencia palestina se ha forjado a lo largo de décadas de ocupación y opresión colonialista. En la actualidad, sirve como un poderoso ejemplo de cómo un pueblo sometido a una ocupación colonial lucha incansablemente por su libertad y autodeterminación. Este legado de resistencia se remonta a la primera mitad del siglo XX, cuando el conflicto entre los movimientos sionistas y la población árabe palestina adquirió una dimensión global. Específicamente, este conflicto alcanzó su punto máximo en los territorios al oeste del río Jordán, donde la población árabe palestina, que en esa época (a principios del siglo pasado) representaba el 90% de la población en la región, sufrió un desplazamiento brutal a manos de la ocupación sionista.

La Declaración Balfour de 1917, que prometía el establecimiento de un “hogar nacional judío” en Palestina, es vista como el punto de partida del conflicto que sigue vigente en la actualidad. Esta declaración, respaldada por el imperialismo británico, marcó el inicio de la ocupación del territorio palestino, lo que ha llevado a un prolongado periodo de violencia, sufrimiento y conflicto en la región, afectando profundamente al pueblo árabe. En respuesta a esta decisión colonialista, la resistencia palestina surgió de inmediato y continúa hasta el día de hoy, manifestándose a través de diversas formas de lucha, desde la confrontación armada hasta la resistencia civil.

Las estrategias de “negociación”, en particular las promovidas por Fatah a través de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en la década de 1990, en la práctica han favorecido la consolidación de Israel en Palestina. Esto implicó un avance gradual en Gaza y Cisjordania, que originalmente se consideraban como la base del nuevo Estado palestino, con el objetivo de desposeer al pueblo palestino de su territorio histórico de manera definitiva. La verdadera solidaridad ha surgido principalmente desde el seno de innumerables movimientos de oprimidos y explotados en todo el mundo, y su objetivo político predominante ha sido la lucha por la autodeterminación.

Es relevante subrayar que varios Estados, como Irán, Siria, Líbano, Egipto y otros, en diferentes momentos, han tenido intereses en juego, particularmente en el marco de sus preocupaciones geoestratégicas e intereses ideológicos, especialmente de índole religiosa, en la región árabe. Esto se debe a que Israel ha sido históricamente considerado como un punto focal de los intereses económicos, políticos y militares de las potencias occidentales, particularmente por parte de Estados Unidos y los países de la OTAN, en la región.

Sionismo y la Creación de Asentamientos Ilegales

El sionismo, en su forma dominante, ha desencadenado una brutalidad en la ocupación de Palestina, caracterizada por la expansión de asentamientos ilegales y la negación de los derechos palestinos, lo que ha socavado cualquier posibilidad de paz y justicia en la región. La creación del Estado de Israel en 1948 marcó un punto de inflexión en el conflicto, con la Nakba (Catástrofe”), que resultó en la expulsión de 800.000 palestinos de sus hogares y causó más de 15.000 muertos. Este episodio representó un acto de violencia y desplazamiento en masa sin precedentes en la historia contemporánea.

A lo largo de las décadas, la construcción y expansión ilegal de asentamientos israelíes en Cisjordania y Jerusalén Oriental han socavado la posibilidad de establecer un Estado palestino contiguo, como se establece en los acuerdos internacionales suscritos por Israel. Esta expansión de asentamientos no solo constituye una violación flagrante del derecho internacional, sino que también representa uno de los principales obstáculos para la solución de dos Estados, que se ha promovido como una vía para resolver el conflicto. Estos asentamientos no solo ocupan tierras palestinas, sino que también dividen y fragmentan comunidades, lo que reduce la viabilidad de la propuesta conciliadora de un Estado palestino independiente y socava su credibilidad.

Además, la expansión de asentamientos no solo ha exacerbado la ocupación, sino que también ha generado tensiones constantes en la región. La estrategia sionista de apartheid, que incluye la confiscación de tierras, la demolición de viviendas palestinas, la construcción de carreteras exclusivas para colonos israelíes y la discriminación sistémica, ha contribuido a un clima de conflicto cada vez más polarizado. Este conflicto, en última instancia, tiene profundas implicaciones no solo para Palestina e Israel, sino también para la paz y la estabilidad en el Medio Oriente en su conjunto.

Sionismo y Fascismo: Autoritarismo y Nacionalismo Étnico

El sionismo y el fascismo, a pesar de sus diferencias significativas, comparten ciertos aspectos en su enfoque hacia la identidad nacional y el nacionalismo étnico, así como el autoritarismo político. Aunque el fascismo ha sido ampliamente criticado en el mundo después de la Segunda Guerra Mundial, el sionismo no goza de la misma “mala prensa”, a pesar de que en la práctica comparte amplios elementos comunes. Por el contrario, al ser parte del poder dominante a nivel global, es respaldado por las principales potencias occidentales, especialmente por Estados Unidos, donde el sionismo tiene una presencia política significativa en el sistema político estadounidense, además de una destacada presencia cultural en la sociedad norteamericana.

Pese a ciertas diferencias, podemos observar los siguientes elementos comunes entre el sionismo y el fascismo, y que vale la pena poner sobre la mesa:

  • Supremacía étnica: Tanto el sionismo como el fascismo enfatizan la supremacía de un grupo étnico sobre otros. En el caso del sionismo, esto se manifiesta en la creación y mantenimiento de un Estado judío en Palestina, lo que implica la priorización de los derechos y la identidad judía sobre otras comunidades étnicas, como los palestinos. De manera similar, el fascismo busca la superioridad de la nación o raza a la que sirve, lo que resulta en la discriminación y persecución de minorías étnicas.
  • Homogeneidad cultural y étnica: Tanto el sionismo como el fascismo buscan la homogeneidad cultural y étnica en un territorio específico. En el caso del sionismo, esto se traduce en la promoción de una cultura judía dominante y la exclusión de otras identidades culturales en Palestina. El fascismo, por su parte, promueve la uniformidad cultural y étnica en nombre de la nación o raza, a menudo marginando a grupos étnicos y culturas diversas.
  • Exclusión y persecución: A lo largo de la historia, estas ideologías han llevado a la exclusión y persecución de otras comunidades étnicas y religiosas. En el caso del sionismo, esto se refleja en la expulsión y opresión de la población palestina en la creación del Estado de Israel, así como en la continua opresión de los palestinos en los territorios ocupados. El fascismo históricamente ha promovido políticas de discriminación y persecución de grupos minoritarios, como los judíos en la Alemania nazi y otras minorías étnicas en países bajo el control fascista.

Estos elementos ideológicos compartidos subrayan por qué el sionismo debe ser reconocido como una amenaza significativa no solo para el pueblo palestino y las comunidades árabes, sino también para la estabilidad de la región en su conjunto.

Las Fuerza de la Resistencia Palestina: Proyectos y Estrategias Políticas

La lucha palestina por la autodeterminación es una respuesta a la ocupación israelí y a la negación de los derechos fundamentales del pueblo palestino. Esta lucha, que encarna tanto el anhelo de libertad como un eco de las luchas de otros pueblos colonizados en todo el mundo, ha dado lugar al surgimiento de varios movimientos y organizaciones a lo largo del tiempo, cada uno con sus propias características, objetivos y estrategias políticas.

Fatah (acrónimo en árabe de Movimiento Nacional de Liberación de Palestina)

El partido Fatah, fundado en 1959 por Yasser Arafat y otros líderes palestinos, que en la actualidad se ha orientado hacia una postura más conciliadora con el sionismo, desempeñó durante varias décadas un papel crucial en el reconocimiento internacional al hegemonizar la causa palestina y la lucha por la autodeterminación. En sus primeros años, abogaba por la creación de un Estado palestino que abarcase la totalidad del territorio histórico en disputa. Sin embargo, a partir de la década de los años 80, la organización optó por respaldar una solución de dos Estados, como quedó establecido en los Acuerdos de Oslo en 1993. De hecho, Fatah y Arafat fueron sus principales promotores y defensores.

Fatah, en sus primeros años, adoptó una orientación nacionalista, socialista y panarabista en línea con las ideas de líderes como Gamal Abdel Nasser. Sin embargo, con el tiempo, reorientó sus posiciones hacia una postura más cercana a la socialdemocracia, incluso llegando a formar parte de la Internacional Socialista y la Alianza Progresista en la actualidad. A pesar de haber perdido influencia en la Franja de Gaza en los últimos años, donde Hamas ha ganado terreno, Fatah sigue siendo una fuerza sólida en Cisjordania y también a nivel internacional. Esto, a pesar de los problemas de legitimidad que ha enfrentado, impulsados por casos recientes de corrupción y el hecho de que su estrategia de dos Estados ha sido considerada un fracaso tanto por el pueblo palestino como por la comunidad árabe internacional. Este último factor ha sido fundamental en el crecimiento de Hamas.

Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP)

El Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), fundado en 1967 como un grupo marxista-leninista, ha tenido un papel destacado en la lucha palestina por la autodeterminación. Desde su establecimiento, el FPLP ha abogado por la resistencia armada como un medio para confrontar la ocupación israelí y avanzar hacia la creación de un Estado socialista secular en los territorios históricos de Palestina.

Una característica distintiva del FPLP es su naturaleza secular, que ha atraído tanto a musulmanes como a cristianos a sus filas. De hecho, es la única organización palestina histórica que ha tenido líderes cristianos en su dirección política, como George Habash, quien fue uno de sus fundadores, ideólogo y líder histórico más reconocido y destacado. La promoción de la igualdad social, la justicia económica y la independencia política ha sido una parte integral de su plataforma socialista. A través de su participación en la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), el FPLP ha ejercido influencia en la política palestina y ha contribuido a moldear la estrategia de resistencia a nivel nacional e internacional.

Otro aspecto a considerar es que una de las fortalezas del Frente Popular ha sido su capacidad para atraer a diversas corrientes ideológicas socialistas. Dentro de sus filas, se pueden encontrar desde marxistas-leninistas, maoístas y trotskistas hasta libertarios y anarcocomunistas. Todos convergen en su oposición al sionismo, la estrategia de lucha armada y el socialismo como horizonte político.

No obstante, en años recientes, la influencia y liderazgo del FPLP se han debilitado. Esto se debe en parte a su aceptación de la solución de dos Estados como un paso táctico en su lucha, lo que ha generado controversia entre sectores más radicales. Además, la caída del paradigma socialista en los años 90 ha afectado su relevancia en un mundo donde el socialismo como proyecto emancipatorio ha perdido credibilidad entre los pueblos del mundo.

El crecimiento de la influencia política y la presencia del Islam entre los palestinos ha transformado el panorama político en la región. Organizaciones como Hamas, con su enfoque en la resistencia islámica, han ganado terreno y han desafiado la influencia de grupos como el FPLP. A pesar de estos desafíos, el FPLP sigue siendo una parte importante del panorama político palestino y mantiene su compromiso con la resistencia armada y su visión de un Estado socialista secular.

Organización para la Liberación de Palestina (OLP)

La Organización para la Liberación de Palestina (OLP), fundada en 1964, ha sido una coalición de varios grupos palestinos que se unieron con el objetivo común de lograr la liberación de Palestina y la autodeterminación del pueblo palestino. La OLP ha sido un actor central en el conflicto israelí-palestino y en los esfuerzos de negociación para alcanzar una solución al conflicto. A lo largo de su historia, ha representado una amplia gama de facciones y grupos políticos palestinos, pero siempre ha sido dominado por Fatah y su programa y estrategia política.

Uno de los momentos más significativos en la relación entre la OLP e Israel fue el proceso de paz de Oslo, que culminó en los Acuerdos de Oslo firmados en 1993. Estos acuerdos representaron un intento de establecer una vía hacia la resolución del conflicto y la creación de dos Estados, uno israelí y otro palestino, que supuestamente coexistieran en paz y seguridad.

No obstante, a pesar de las expectativas iniciales que rodearon a los Acuerdos de Oslo, estos no lograron proporcionar una solución duradera al conflicto israelí-palestino. Los palestinos, en particular, han expresado su descontento y frustración ante los resultados de dichos acuerdos. La razón es que la ocupación israelí no solo no se ha detenido, sino que en algunos aspectos se ha intensificado, y la expansión de asentamientos israelíes en Cisjordania y Jerusalén Oriental ha continuado.

El conflicto en Gaza y Cisjordania ha resultado en una mayor polarización política y divisiones dentro del movimiento palestino. Hamás, un grupo islámico nacionalista y yihadista palestino que inicialmente no participó en los Acuerdos de Oslo, desafió a Fatah, la facción dominante de la OLP, al convertirse en la principal fuerza electoral en Gaza en 2006. El ascenso de Hamás se puede explicar tanto por factores externos, como el crecimiento de grupos islámicos radicales en la región, como por factores internos, como la crisis de la estrategia de la OLP y el recrudecimiento de la violencia por parte del Estado de Israel contra el pueblo palestino, particularmente durante los gobiernos de extrema derecha de Benjamin Netanyahu.

Hamás (acrónimo de Movimiento de Resistencia Islámica) y Yihad Islámica

Hamás, una organización política y militar que surgió en la década de 1980 como una extensión de los Hermanos Musulmanes, originarios de Egipto, ha experimentado una evolución significativa y se ha convertido en un actor político de gran relevancia tanto en la Franja de Gaza como en algunas áreas de Cisjordania. Guste o no, es innegable que Hamás goza de un amplio respaldo social e incluso electoral en la Franja de Gaza.

La ideología de Hamás es de naturaleza político-religiosa, caracterizada por su orientación radical y conservadora. Se opone al sionismo, pero también rechaza cualquier forma de secularismo, ideas socialistas y la igualdad social, incluyendo la igualdad de género. Este grupo ha encontrado su apoyo principal en países como Irán y Qatar, y en menor medida en Irak, el Líbano y Hezbolá. Si quisiéramos imaginar la visión de Hamás respecto a un futuro Estado palestino propio, encontraríamos similitudes con los regímenes de Irán y Qatar en términos de autoritarismo, falta de democracia y posturas homofóbicas, entre otras cuestiones.

Hamás se distingue por su estrategia de resistencia armada radical, que incluye ataques a civiles y su rechazo a la solución de dos Estados con Israel. Ha participado en numerosos enfrentamientos con las fuerzas israelíes a lo largo de los años, a veces respaldado por Irán. Su ascenso al poder en Gaza se produjo después de ganar las elecciones parlamentarias palestinas en 2006 y tomar el control de la Franja de Gaza en 2007, profundizando la división entre Gaza y Cisjordania. Desde entonces, ha habido dos autoridades distintas en Palestina: Gaza, liderada por Hamás, y Cisjordania, liderada por Fatah. El liderazgo de Hamás ha mantenido su enfoque en la resistencia armada mientras administra las instituciones gubernamentales en Gaza y proporciona servicios a la población local.

Cabe agregar, además, que posterior a los Acuerdos de Oslo, el sionismo radical, incluyendo al propio Benjamín Netanyahu, alentó y contribuyó al crecimiento de Hamas en Palestina con el objetivo de debilitar el liderazgo de la Autoridad Nacional Palestina, Fatah y la OLP en términos de su propuesta de solución de dos Estados. El sionismo apostó por fortalecer a Hamas porque sabía que este grupo no aceptaría los Acuerdos de Oslo.

Por otro lado, la Yihad Islámica Palestina, fundada también en la década de 1980, es un grupo islamista que aboga por la resistencia armada contra Israel. Aunque es más pequeño y menos conocido que Hamás, la Yihad Islámica Palestina ha llevado a cabo operaciones militantes contra objetivos israelíes a lo largo de los años.

En conjunto, Hamás y la Yihad Islámica Palestina han mantenido una postura más confrontacional en su lucha contra Israel, en contraposición a la estrategia de la OLP, que optó por la negociación y la diplomacia en busca de una solución de dos Estados, como antes mencionamos.

En un escenario complejo caracterizado por la ofensiva israelí en Cisjordania y, especialmente, en Gaza en los últimos años bajo el liderazgo de Benjamin Netanyahu, que representa una vertiente más radical del sionismo, y en un contexto en el que el gobierno de Arabia Saudí estaba manteniendo conversaciones con Israel para reconocerlo como un Estado legítimo, además de un proceso de “normalización” y reconocimiento oficial de Israel por parte de una parte significativa de la región, Hamás emerge como un actor clave.

A pesar de no constituir una mayoría absoluta en Gaza, Hamás goza de considerable legitimidad en la región debido a las razones antes mencionadas. Incluso según las estimaciones de sus detractores más fervientes, Hamás es considerado como la fuerza política y militar más importante en dicho territorio. En este contexto, Hamás toma la decisión de pasar a la ofensiva y llevar a cabo la operación militar más grande y violenta que se haya presenciado en el territorio palestino, ocupado ilegalmente por Israel.

Resistencia y Terrorismo

La relación entre la resistencia palestina y el islamismo radical, representado en parte por grupos como Hamás, es un tema complejo que requiere un enfoque matizado. Es fundamental evitar generalizaciones simplistas y prejuicios al analizar este asunto.

En primer lugar, es relevante destacar que la lucha palestina por la autodeterminación ha tomado diversas formas y ha sido liderada por una variedad de grupos y actores a lo largo de los años. No todos los aspectos de esta lucha pueden ser clasificados como “islamismo radical” o “terrorismo”. Varios factores han motivado a grupos como Hamás, incluyendo la continua ocupación, la negación de derechos fundamentales a los palestinos y la falta de avances significativos hacia la creación de un Estado palestino independiente, a pesar de los infructuosos compromisos de la “comunidad internacional” y la OLP liderada por Fatah. Estos factores han contribuido a la desesperación y frustración entre el pueblo palestino.

A pesar de que Hamás ha sido designada como una organización terrorista por varios países y organismos internacionales, ha logrado ganar un amplio respaldo en Gaza. Esto se debe en parte a sus estrategia por brindar servicios básicos y asistencia social a la población local, así como a su apuesta  política centrada en la creación de un Estado palestino que abarque toda Palestina en lugar de una parte, junto con la promesa de eliminar definitivamente a Israel. La situación humanitaria extremadamente grave en Gaza, empeorada por el silencio cómplice de las “democracias” de todo el mundo, caracterizada por el bloqueo económico y político, ha creado un entorno en el cual Hamás ha emergido como una fuerza política y militar de gran magnitud local y regional.

En segundo lugar, es crucial distinguir entre los actos de resistencia legítima y las acciones de violencia indiscriminada. No todos los aspectos de la lucha palestina pueden ser equiparados con el terrorismo. Se debe considerar el contexto en el que se llevan a cabo estas acciones, incluyendo la ocupación continua, la expansión de asentamientos, el bloqueo económico y otras formas de opresión que han sido impuestas sistemáticamente por el sionismo, con la complicidad de casi todos los Estados occidentales. Es importante notar que muchos gobiernos occidentales que ahora condenan los ataques de Hamás han sido históricamente cómplices de la opresión palestina.

Sin embargo, es necesario reconocer la legitimidad de la resistencia palestina en su conjunto, no solo en el contexto actual, sino a lo largo de la historia. El conflicto enfrenta a un adversario poderoso: el sionismo y su Estado. A pesar de las críticas en particular a Hamás y otros grupos similares, la resistencia palestina en general ha sido una voz de oposición contra la opresión, la marginación y el apartheid. Es importante entender que en la lucha por la autodeterminación palestina, la legitimidad proviene no solo de los métodos empleados, sino de las circunstancias extremas en las que el pueblo palestino ha vivido durante décadas. Resulta no solo hipócrita, sino también insensato, exigirle al pueblo palestino que no actúe desde la rabia y la impotencia frente a un enemigo que continúa avanzando día a día en su política de exterminio. Es importante recordar que lo que ocurre en los territorios palestinos no es nada más ni nada menos que un genocidio.

Enfrentar el Presente con la Mirada Puesta en el Futuro

Es cierto que intentar trazar posibles soluciones para el pueblo palestino puede ser un esfuerzo abrumador. Sin embargo, es de suma importancia que los proyectos revolucionarios aborden la lucha palestina con solidaridad, compromiso y una comprensión clara de lo que está sucediendo y cómo se podría avanzar hacia un camino coherente de autodeterminación política y liberación social. En línea de ello, desde Liberación queremos manifestar nuestra posición al respecto, y por medio de ello aportar también al debate y la unidad necesaria.

Perspectiva Táctica

Apoyo Inquebrantable al Pueblo Palestino en su Conjunto: En este momento, es esencial mostrar un apoyo inquebrantable al pueblo palestino, especialmente a todas las familias que viven en Gaza, quienes se enfrentan a un asedio implacable y a ataques indiscriminados por parte del Estado sionista en este mismo momento. La población en Gaza ha sufrido durante años las consecuencias de un bloqueo económico y militar que ha restringido su acceso a bienes básicos, servicios de salud y oportunidades de desarrollo. Además, los bombardeos y los enfrentamientos constantes han dejado una marca indeleble en la población, con innumerables vidas perdidas y un sufrimiento generalizado. El apoyo implica la solidaridad con los palestinos que luchan por su supervivencia en medio de una asedio que amanezca con barrera completamente al pueblo palestino.

Apoyo a los Sectores Revolucionarios Laicos y Seculares de la Resistencia Palestina: En el contexto del conflicto palestino-israelí, resulta de vital importancia respaldar a los sectores laicos y seculares de la resistencia palestina. Estos grupos persiguen la autodeterminación y la justicia, sin alinearse con agendas religiosas reaccionarias. Reforzar a estos sectores en el marco más amplio de la lucha palestina contra el apartheid y la colonización es esencial para establecer una base sólida con miras a un futuro emancipado y equitativo en la región. Por otro lado, las alternativas radicales de naturaleza teocrática, como Hamás y la Yihad Islámica, a pesar de contar con un amplio respaldo en diversos sectores palestinos, representan una amenaza a largo plazo para el propio pueblo palestino.

Llamado a la Condena de Ataques Indiscriminados y al Estado Sionista: Los pueblos del mundo debemos condenar enérgicamente los ataques indiscriminados y al Estado sionista que los perpetra. Benjamin Netanyahu es un enemigo de la humanidad entera, un criminal de la más baja calaña, en nada distinto de Bush, Erdogan, Reagan, Kissinger, Pinochet, Somoza, Batista y tantos otros.

Perspectiva Estratégica

Los Acuerdos de Oslo de 1993 sepultaron la esperanza de libertad del pueblo palestino. La crisis de la OLP, Fatah y la Autoridad Nacional Palestina se puede atribuir fundamentalmente a esta razón, al igual que al crecimiento de Hamás y la Yihad. La solución de dos Estados no es realmente una alternativa viable para el pueblo palestino, no porque no la deseen; de hecho, una parte de la población creyó y defendió esa propuesta. La razón es que mientras exista el Estado sionista, no permitirá la existencia de un Territorio Palestino Libre. Inevitablemente, la lucha palestina deberá estar dirigida precisamente contra el Estado sionista, ya que solo a través de su desmantelamiento será posible avanzar hacia la autodeterminación.

Un problema adicional radica en que el propio Estado sionista ha creado una clase trabajadora israelí, explotada por la burguesía local, que no necesariamente es ideológicamente sionista; estamos hablando de millones de personas, casi tantas como los propios palestinos. De hecho, a lo largo de la historia reciente, en varias ocasiones, estos sectores de la clase obrera israelí han demostrado solidaridad con el pueblo palestino, incluso abogando por una solución favorable para la comunidad árabe. La unidad entre el pueblo palestino y la clase trabajadora israelí es un aspecto estratégico en este contexto; la propia clase obrera debe asumir la lucha contra el Estado sionista y sus diversos gobiernos.

Por supuesto, la solución estratégica para el pueblo palestino no puede ser una teocracia similar a la de Irán o Qatar, tal como la propugnan Hamás y la Yihad Islámica. Una “salida” de ese tipo no sería más que el reemplazo de un sistema de opresión por otro. En este camino, y considerando además la existencia de una clase trabajadora israelí compuesta por millones de personas, la propuesta kurda, el Confederalismo Democrático, se presenta como una respuesta programática y estratégica mucho más adecuada para una situación tan extensamente compleja, donde finalmente han resultado coexistir millones de árabes, millones de judíos y cientos de miles de cristianos, cada comunidad con su historia y cultura.

El Confederalismo Democrático, adaptado al conflicto israelí-palestino, podría configurar una suerte de ‘”Federación de Pueblos del Medio Oriente” (el nombre no es crucial en este caso). Esta propuesta, que ha tenido una experiencia destacada en Rojava, abarca principios como la promoción de la autogestión local, brindando a las comunidades locales un mayor control sobre sus asuntos internos, fomentando la autonomía y la participación en la toma de decisiones. Además, la igualdad de género, de gran relevancia en un contexto con una influencia a menudo dominante de corrientes islamistas radicales, involucraría políticas que garanticen la igualdad de derechos y la participación equitativa de las mujeres y disidencias sexuales. El pluralismo étnico y religioso se vuelve esencial en una región donde coexisten árabes, judíos y cristianos, y promover la igualdad de oportunidades, independientemente de su origen étnico o religión, se convierte en un elemento crucial. La democracia directa, a través de mecanismos como asambleas locales y procesos participativos en la toma de decisiones, facultaría a las personas para influir directamente en los asuntos que les afectan, prescindiendo de un Estado. Estos principios ofrecen una perspectiva alternativa, constructiva y liberadora para abordar el conflicto israelí-palestino.

Adaptar estos principios a las realidades específicas de la región sería un desafío, pero podría ofrecer un enfoque alternativo y constructivo para avanzar hacia una solución duradera. Es importante destacar que, hasta la fecha, no ha surgido un programa con estas características en la resistencia palestina, al menos no de manera clara. No obstante, el FPLP, dada su composición de “frente” que abarca diversas corrientes ideológicas, y su orientación socialista secular, podría ser la organización político-militar más adecuada para avanzar desde su programa socialista clásico hacia un programa de comunismo de liberación. Por cierto, este proceso guarda similitudes con la transición que llevó a cabo el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en el pasado.

¡POR EL COMUNISMO Y LA LIBERTAD!

Octubre del 2023

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