Hace 50 años que los leninistas redujeron el comunismo a la electrificación, que la contrarrevolución bolchevique erigió el estado soviético sobre el cadáver del poder de los Soviets, que la palabra Soviet ha dejado de traducirse por Consejo. Y en todo este tiempo, las revoluciones habidas siempre han lanzado a la cara de los amos del Kremlin la reivindicación de Kronstadt: «Todo el poder a los Soviets y no a los partidos» La notoria persistencia de la tendencia real del movimiento proletario hacia el poder de los Consejos Obreros a lo largo de medio siglo de tentativas y fracasos sucesivos, indican a la nueva corriente revolucionaria que los Consejos son la única forma de dictadura antiestatal del proletariado y el único tribunal que podrá pronunciar el juicio contra el viejo mundo, al mismo tiempo que ejecutará la sentencia.
Publicado, por primera vez, en el nº 8 de CFDT Aujourd’hui, julio-agosto de 1974.
Vivimos en una sociedad cuya organización es jerárquica, y esto en el...
Tal organización reconoce el comienzo y el fin de su programa en la descolonización total de la vida cotidiana; no pretende la autogestión del mundo existente por las masas, sino su transformación ininterrumpida. Realiza la crítica radical de la economía política, la superación de la mercancía y del salario.
Aquí la idea queer-comunista también varía respecto a la idea liberal, que proclama una autonomía aislada de la personalidad; la libertad de la personalidad, según el Weltanschauung [la cosmovisión] liberal, parece nacer de la nada, como una flor salvaje, y en ello la idea liberal coincide con el biodeterminismo.
Por Movimiento Ibérico de Liberación (MIL), 1972
Toda teoría revolucionaria ha de ser adecuada a unas realidades diversas y cambiantes —a distintos tiempos, a distintos países— y ha...