HACIA UN FEMINISMO DE LIBERACIÓN: disidente, de clase y combativo.

Llegamos a una nueva conmemoración del 8M en un contexto plenamente dinámico: con noticias de nuevas guerras imperialistas, en proceso de agudización de la lucha en el Wallmapu, a días de asumir una nueva administración del Estado que promete un capitalismo más compasivo y feminista, acompañado de un proceso constituyente que – nos han dicho – velaría por lo mismo. Al mismo tiempo, las condiciones reales de vida de las mujeres y las disidencias sexogenéricas se encuentran donde mismo, si es que no aún más precarias que hace dos años; la pandemia ha significado agudizar las condiciones de precarización ya existentes, donde mujeres y disidencias son quienes mayor retroceso han visto en sus ingresos y acceso al mercado laboral, mientras la violencia patriarcal solo aumenta y reivindicaciones importantes sobre la soberanía del propio cuerpo, como los derechos reproductivos, el aborto, la salud trans, y más, se quedan atrás. Es en esta coyuntura que nos parece importante pronunciarnos desde un feminismo de liberación, revolucionario y disidente.

En primer lugar, debemos destacar que, si bien el gobierno entrante desde ya pretende maquillarse de morado y verde, esto significa poco y nada en la lucha real contra el patriarcado. No podemos olvidar que la liberación total, la conquista de nuestros derechos, el pleno goce de nuestros cuerpos en la sociedad, pasa necesariamente por la destrucción sin mediaciones de todos los sistemas de dominación y opresión, puesto que están íntimamente entrelazados. El patriarcado, el capitalismo, el racismo, no se pueden tumbar desde la institucionalidad, ya que creemos firmemente que ambas deben caer en conjunto, y la propuesta de la socialdemocracia no viene a hacer nada más que impulsar la conciliación de clases para cimentar y fortalecer el órden actual, utilizando un feminismo liberal dejando que mujeres asuman altos cargos en la administración del Estado y en las fuerzas de orden público para mejorar su imágen. En contrapeso, la propuesta revolucionaria debe no solo cuestionar desde la raíz el patriarcado y su construcción de un órden cis-heterosexual reproductivo del mismo sistema, sino que expresarse mediante una praxis de acción directa. Somos categoricxs en diferenciar nuestro accionar frente al estado patriarcal, creemos en la acción directa, en la auto-organización del pueblo, en la autodefensa y no toleramos que el nuevo gobierno ni nadie de la clase burguesa ocupe nuestras luchas como caballito de batalla para defender sus intereses propios.

Estamos por cierto en la vereda del decidir sobre nuestros cuerpos de manera libre. ¿Quien mejor que nosotres para elegir si queremos maternar o no? El aborto debe ser libre, seguro y gratuito sin condiciones, no podemos vernos sometides a abortos clandestinos, los cuales son inseguros y nos dejan vulnerables al mercado negro. De la misma manera, el acceso a la transición de género debe ser accesible para toda persona que desee acceder a hormonas y/o cirugías, sin tener que pasar por violencia médica ni patologizarse el cuerpo trans. Tampoco toleramos la existencia de terapias de conversión, procesos de tortura que buscan “corregir” la disidencia.

Estamos cansades de los femicidios, lesbicidios, transfemicidios y otros crímenes de odio. Somos mujeres y disidencias que nos vemos enfrentades a no contar con redes de apoyo, a no tener espacios seguros a los que poder recurrir cuando estamos atravesando hechos de violencia. Es por esto que apostamos a levantar organización en nuestros territorios, a levantar autodefensa y espacios seguros en donde podamos crear y tener las herramientas necesarias para defendernos.

Somos las mujeres y disidencias pobres quienes enfrentamos círculos de violencia más crudos, y eso no se refleja más claramente que dentro del sistema carcelario. El 89% de las mujeres presas son madres quienes son separadas de sus hijes mayores de 2 años, y quienes más se han visto afectadas durante la pandemia, enfrentadas a condiciones aún más precarias – reducción de visitas, dificultades para acceder a cosas básicas para vivir. El círculo de violencia suma y crece en el seno del sistema carcelario, donde mujeres mueren por negligencia médica frecuentemente. Más no podemos olvidar la situación absolutamente crítica de las mujeres trans, personas trans femeninas y marikas reclusas en las cárceles de hombres, enfrentadas a un nivel de violencia patriarcal mucho mayor a grandes segmentos de la población y que ha llevado a disidencias en cárceles de varones al suicidio.

El patriarcado y el capitalismo se unen de forma pactada para construir por sobre nuestros cuerpos pues las nefastas consecuencias de la destrucción de la vida y el territorio nos involucran y se entrelazan directamente con la vida de mujeres y disidencias, somos la viva voz de resistencia contra el capitalismo voraz, la violencia a la que nos vemos sometides tienen muchas formas y la forma de destrucción de la vida y el territorio es indudablemente una de ellas, en su expresión más cruda y colonial. Reconocemos en el cuerpo la sabiduría ancestral y reconocemos su rescate y la pérdida de esta por nuevos paradigmas que buscan retraernos. Buscamos recuperarla y hacerla carne, pues no está perdida siempre ha estado en nosotres, nuestro cuerpo es el primer territorio, y es nuestro lugar de reivindicación, es un intermediario entre lo personal y lo comunitario.

En ningún territorio es la conexión entre el territorio y el cuerpo tan evidente como en el Wallmapu, donde nuestras lamngen siguen siendo víctimas de la violencia del estado y nos alzamos ante la ocupación, la represión y violencia que se viven en el territorio en donde les niñes son vulnerades, la prórroga del estado de excepción es sólo una muestra del abuso de poder por el cual buscan someternos, no vamos a tolerar al nuevo gobierno continuar y perpetuar estas formas de opresión. En este sentido, tomamos el ejemplo de lucha de Macarena Valdes y de Emilia Bau asesinadas por defender la vida y el territorio.

Finalmente, no podemos olvidar enfatizar que no toleraremos y nos diferenciamos del supuesto feminismo que levanta discursos de odio, transfóbicos, y segregadores. Nos posicionamos desde el lado de nuestra clase y luchamos por la caída del cis-tema heteronormado, entendiendo al binarismo de género como un producto de la explotación reproductiva que hoy en día encadena a toda la sociedad. En ese sentido, reconocerse disidencia sexogenerica pasa a ser un ataque contra la esencia misma del patriarcado, por lo que un feminismo que dejara fuera a quienes transgreden el género, no puede ser considerado feminismo: sólo solidifica aún más las rigidas categorías del patriarcado, es decir, es la reacción misma dentro del feminismo, y debe ser aplastado como tal.

Es solo a través de la praxis plenamente feminista, disidente, decolonial, anticarcelaria y comunista, que lograremos caminar hacia un horizonte más libre, donde exista un pleno goce de nuestros cuerpos y nuestras vidas, dejando atrás las cadenas del patriarcado y el capitalismo.

¡Revuelta feminista y disidente contra el heteropatriarcado!

¡A construir espacios autónomos, feministas y disidentes!

¡Por un feminismo de liberación: disidente, antipatriarcal, anticapitalista, y decolonial!

★ LIBERACIÓN ★

8 de Marzo, 2022.

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