FRANCISCA: NUESTRA RABIA LLEVA TU NOMBRE

Hoy, como ayer, la memoria de Francisca Sandoval se alza entre las calles que caminó, las consignas que gritó y la lucha que abrazó. Su nombre, grabado en la piel de la prole que resiste, es un grito contra el olvido y una trinchera frente a la impunidad. A tres años de su asesinato, no hay silencio que calle la verdad: Francisca fue arrancada de la vida por fuerzas reaccionarias amparadas en un Estado que criminaliza la protesta, militariza la dignidad y protege a los verdugos con o sin uniforme.

Francisca no fue una víctima. Fue una compañera organizada y combatiente, una joven de nuestra clase que creyó en un mundo distinto y lo defendió con el cuerpo y el alma. Su muerte no es un “daño colateral”, sino un crimen político ejecutado por quienes temen a las voces libres. Hoy, su ausencia se convierte en presencia colectiva.

Denunciamos a los responsables materiales e intelectuales de su muerte: al gobierno que normaliza la violencia reaccionaria, a las instituciones que encubren asesinos, a un sistema que entierra la verdad bajo expedientes y mentiras. No olvidamos, ni perdonamos. La impunidad no es paz, es la guerra de los poderosos contra los pueblos.

En su nombre, reafirmamos nuestra rabia convertida en fuerza. No pedimos justicia a los tribunales del poder dominante; la construimos en las calles, en la organización popular, en la solidaridad que derriba muros. Francisca vive en cada lucha que persiste, en cada consigna que incendia la noche, en cada mano que se alza para defender lo justo.

¡Francisca Sandoval, presente en la acción y resistencia!

Desde las sombras que persisten,

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