Ni asimilades, ni instrumentos. ¡Disidencias combativas contra el capitalismo, el Estado y el patriarcado!

El mes del orgullo se ha visto marcado, como ya es costumbre, por una avalancha de logos pintados en arcoíris de marcas trasnacionales (en los países donde esto es buen marketing, por cierto) que vendrán a desaparecer en los próximos días. A esto se le suma una variante estatal de la misma estrategia de blanqueamiento – banderas de arcoíris en La Moneda, la muy burlada patrulla de carabineros pintada con la bandera de la diversidad, el gran bloque del Frente Amplio en la marcha del orgullo encabezado por diputades, convencionales constituyentes y alcaldías que son cómplices e ideólogues de la cruda represión que se ha vivido en la misma Alameda por la cual desfilaron.

Nuevamente, las disidencias anticapitalistas, las marikas del sur, nos vemos obligadas a repudiar la transparente utilización y cooptación de nuestras luchas por parte del partido del orden. Mientras trabajadoras sexuales trans y travesti son agredidas y asesinadas en la calle, mientras un chico transmasculino se encuentra en la cárcel por defenderse ante un ataque de odio, mientras adolescentes LGBTQIA+ se quitan la vida por acoso escolar, la única reacción por parte del Estado patriarcal siempre ha sido el silencio. Sin embargo, este gobierno se da ahora el lujo de utilizarnos para rehabilitar la imagen de una de las instituciones que más ha violentado a disidencias, mujeres, y a todos los pueblos que habitan este territorio.

Esta estrategia no es nueva ni es propia de la actual gestión del Estado capitalista en esta región del mundo; al contrario, tiene un largo desarrollo histórico en Estados Unidos y en Israel, que también lavan su imagen internacionalmente presentándose como defensores de los derechos LGBTQIA+, mientras en realidad ejercen lo más crudo del cisheteropatriarcado dentro y fuera de sus fronteras. Las disidencias no seremos cómplices en el lavado de imagen de las instituciones represivas del Estado que ejercen la violencia patriarcal sobre nuestros cuerpos, ni le sumaremos puntos a un gobierno por gestos simbólicos que no impactan nuestra realidad material.

Tampoco nos contentamos con asimilarnos al capitalismo como simplemente otro grupo demográfico a transformarse en consumidor. No olvidamos que la supuesta integración que se nos ofrece es solo para quienes son un poco más aceptables para el cisheteropatriarcado, para quienes aspiran a asemejarse a la unidad familiar y a corporalidades que el capitalismo y el patriarcado pueden cómodamente explotar. Las personas trans y no binarias estamos prácticamente excluidas de la vida laboral formal o bien recluidas en un closet en nuestros lugares de trabajo, cualquier asimilación – aunque la quisiéramos – resulta imposible para nosotres, por lo que la gestión de nuestras vidas se debe hacer en las condiciones más precarias. Las disidencias que además son migrantes, indígenas, afrodescendientes, viven esto de forma aún más aguda en un Estado colonial. Por ende, no se trata de asimilarnos al capitalismo. Mientras exista el capitalismo, aunque sea de arcoíris, nunca seremos libres.

Por esto es importante recordar el espíritu y el origen del mes del orgullo, donde conmemoramos instancias de lucha, rebelión y revuelta. Hace 53 años, encabezadas por mujeres trans trabajadoras sexuales y racializadas, las disidencias que frecuentaban el Stonewall Inn en Nueva York estallaron en revuelta ante un allanamiento policial que intentaba hacer cumplir una ley que prohibía el travestismo. Incluso después de la revuelta, levantaron organizaciones de solidaridad y apoyo mutuo que generaron una comunidad duradera y resiliente en el territorio, e incluso eventualmente desembocaron en iniciativas que ayudaron a sobrellevar lo más crudo de la crisis del SIDA. Más cerca a nuestros territorios y 13 días antes, también ocurrió un hecho similar en Antofagasta, en la calle Huanchaca, donde más de 50 disidencias se enfrentaron a carabineros cuando estos llegaron a reprimir un cumpleaños. Es decir, nuestra comunidad es una marcada por una historia de lucha que debemos reivindicar día a día. Es ahí donde encontraremos el camino a nuestra liberación, y la liberación de todes. Únicamente a través de la movilización radical y de la organización en nuestros territorios y como disidencias, lograremos despojarnos de las cadenas del capitalismo y del cisheteropatriarcado.

¡Sólo la lucha nos hará libres!
¡A levantar espacios seguros y autónomos!
¡Disidencias combativas contra el capitalismo y el patriarcado!

★ Liberación ★

3 de julio 2022

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