Hoy en la mañana vivimos un escenario entre lo surreal, lo irrisorio y lo indescriptiblemente desdeñable. Frente a la Moneda sonaba “El derecho de vivir en paz” en una conmemoración oficialista encabezada por un bloque de pacos “agentes de diálogo”; a cien metros, los mismos pacos “dialogaban” a punta de gas lacrimógeno con todas las personas y organizaciones que no portaban la credencial oficial para marchar en conmemoración a las personas asesinadas, desaparecidas y torturadas desde 1973. Cercaron la memoria detrás de zorrillos y guanacos.
La palabra rabia se queda corta para expresar lo que sentimos. A 50 años del golpe, el Frente Amplio, el PC, la ex Concertación, y todos sus cómplices y secuaces hacen digno honor a su legado de violencia y represión. La pregunta es, ¿no se retuercen sus entrañas de la hipocresía al hablar de verdad y justicia mientras marchan de la mano con quienes llevan décadas torturando, matando, desapareciendo, incluso en democracia? Claramente no, no tienen vergüenza alguna. Buscan tapar una herida aún sangrante entre palabras bonitas y la punta de una luma, como si no vieran los cuerpos a sus propios pies. Y no les resulta en lo mínimo contradictorio, pues quienes desean y detienen el poder hablan de paz cuando en realidad se refieren solamente a la mantención de una estabilidad que logre asegurar las ganancias de la clase burguesa. Siempre han mostrado su disposición a imponer la estabilidad a como dé lugar: sus leyes represivas, como la Ley Naín-Retamal, la Ley Anti-tomas, y la militarización del Wallmapu, nos lo han demostrado hace años.
Entonces, ¿qué? Hemos dicho hasta el cansancio que ningún gobierno “progresista” o “buena onda” será nuestro amigo. Su conmemoración oficial, tenue y sin dientes, de la mano con las mismas fuerzas que asesinaron a nuestrxs compañerxs, nunca fue la nuestra. El legado que nos dejan quienes ya no están tiene un horizonte claro, y nunca fue una democracia febril donde el pueblo trabajador no llega a fin de mes, se muere en listas de espera para atenciones hospitalarias, estudia en colegios que se caen a pedazos, y en general vive las miserias e indignidades que vivimos. Ellxs luchaban por la revolución. La mejor conmemoración, entonces, no es marchar de la mano con la represión e intentar dar vuelta la página por sobre los cuerpos de nuestrxs compañerxs – es seguir hacia el mismo horizonte. Insistir, insistir, insisitir. Hasta las últimas consecuencias, caminamos en la senda de la construcción territorial, la autonomía, y la acción directa.
¡Ellxs luchaban por la revolución!
¡Atreverse a luchar, atreverse a vencer!
¡Autonomía y autodeterminación para los pueblos!
¡Contra el fascismo y la democracia!
¡No a la ley anti-tomas!
¡Por el comunismo y la libertad!
Liberación, 10 de septiembre, 2023