Argentina, al igual que Chile y toda Nuestra América dominada por el capitalismo, se enfrenta a un nuevo proceso electoral. Una vez más, no se juega nada, absolutamente nada. Las mismas facciones del poder burgués que han llevado a un país inmensamente rico a la ruina material y moral, presentan candidaturas que, por supuesto, levantan promesas y programas que no contienen ninguna política a favor de la clase trabajadora y los pueblos.
A su lado, de manera totalmente esteril, se posiciona un reformismo sin fuerza en las calles, el mismo que lleva décadas dando vueltas en círculos intentando fortalecer su único logro: ser la izquierda de un régimen económico y político totalmente moribundo y caduco, incluso según los propios parámetros de la burguesía. En contraste, en la trinchera de los explotados y oprimidos, se ubican las organizaciones revolucionarias y las fracciones más radicales del movimiento obrero y popular argentino. Poniendo en juego, por supuesto, el sistema y su régimen. Luchando por mejores condiciones de vida, organizando la conciencia de clase y, obviamente, construyendo fuerza revolucionaria en ese mismo esfuerzo.
En ese contexto, el jueves 10 de agosto, las organizaciones políticas de Fogoneros, Rebelión Popular y Votamos Luchar convocaron a la realización de una protesta popular en contra del nuevo circo electoral. Las movilizaciones (en varios puntos del país), como es de suponer, no tuvieron otra respuesta que la del Estado burgués, a través de su brazo más nefasto: la policía. En medio de la represión y la legítima autodefensa del pueblo y sus organizaciones políticas y de clase, cayó abatido el compañero Facundo Molares, revolucionario internacionalista, parte de la clase trabajadora argentina y, como tal, parte de la clase trabajadora latinoamericana y mundial. Un hermano de clase.
El gobierno de los ricos y poderosos, así como el Estado burgués, nuevamente atacaron a las únicas fuerzas que representan una amenaza real a su poder y dominación. El poder no se equivoca, sabe a quién apuntar y no ha dudado nunca ni dudará jamás en disparar cada vez que, aunque sea de manera potencial, alguna fuerza amenace su reinado de explotación y terror.
Nos solidarizamos con las organizaciones convocantes de la protesta del jueves 10, el pueblo argentino, la familia y amistades de Facundo, y por supuesto con sus compañeros y compañeras de militancia.
¡Ninguna agresión sin respuesta!
¡Por la unidad anticapitalista y revolucionaria de la clase trabajadora latinoamericana!
¡POR EL COMUNISMO Y LA LIBERTAD!